SLOAN
NEVER HEAR THE END OF IT
Bittersweet Recordings
Cuando cabía temer por su estancamiento, porque los automatismos acabaran por banalizar su suerte de pop rock, el cuarteto canadiense sirvió un octavo álbum estupendo y extenso. Son 30 canciones (!) con una tensión eléctrica adecuada a su pasión por las melodías y la herencia beatle, aborda arreones que no extrañarían en Redd Kross y recuerda al punk pop de Bad Religion. Todo sin hacerse largo.
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