Hoy sale a la venta 3, 2, 1, el cuarto álbum de Zodiacs, un trío que en sus anteriores entregas ha consolidado un repertorio, ejemplo de concisión y energía, en el que confluyen elementos de rock and roll ardoroso, pop rock sobrado de inmediatez y ecos de power pop. Un dechado de actitud, gran compendio de rock anfetamínico, power pop, sustrato punk rocker y letras descaradas, decíamos hace unos meses.
Estamos de enhorabuena, pues. Y nos alegramos por el eléctrico Ignacio Garbayo, un tío que vive y siente el rock and roll como pocos. "Lo nuestro es rock and roll, melodía, frescura y, sobre todo, sinceridad. Es supersincero", nos dijo en su día el cantante.
Keep on rocking, amigo.
Aquí puedes ver su nuevo vídeo, del tema Carretera del Norte.
Miguel Ángel Sánchez nos ha pasado el siguiente texto...
3, 2, 1 es su nuevo grito de guerra. El cuarto álbum de Zodiacs dispara balas reales de emoción y dopamina. Parece mentira, pero han pasado dos años y medio desde Zodiacs (06). Un considerable salto de pértiga hacia un mayor reconocimiento. Y una enorme gira de más de 80 fechas franqueando el escenario de Fito & Fitipaldis, reflejada parcialmente en la reedición del disco (Por un puñado de extras - 08) con directos y versiones inéditas de Costello, Nerves/Blondie, Neil Young y Rubi y los Casinos.
Y es justo en este momento de encrucijada al futuro cuando el indómito trío madrileño de Getxo, despeja incógnitas y descubre sus nuevas cartas. Sin renunciar a sus revoltosas esencias juveniles, 3, 2, 1, integra mayor experiencia personal y musical en letras y estribillos, perspectiva sonora, colores y horizontes más amplios. En un disco con vocación trotamundos, ritmos vivos, agitación interior y palpitante ansiedad. Pero sobre todo con soberbias canciones cruzadas por riffs indóciles, estribillos con látigo, pura rabia melódica y una adorable sensación contracorriente, de incorrección política – es decir, de ir a su bola- incluso para el mundo indie, al que, obviamente, pertenece.
De hecho, se abre con una simplista pero rotunda declaración de inmadurez rebelde ("Un millón de pájaros") que ya quisieran Strokes o Hives, aunque la referencia obligada sea aquí Tequila versus White Stripes de "Feel in love with a girl". Y sigue con todo un himno de fiebre hormonal, instantáneo, con cara de hit, que es "Fuego en el aire". Otro título donde el grupo retoma la arrogancia sin prejuicios de su temerario ideario juvenil y citas de sangre y fuego.3, 2, 1 evidencia aún más, no sólo la habilidad de Ignacio Garbayo para enhebrar ganchos melódicos, uno tras otro, o exprimir el manual del power-pop mas rutilante. Sino para rebasar con increíble entusiasmo ese universo privado de explosiones bipolares: despecho, frustración o venganza que delata ahora incipiente madurez. De la altivez masculina más o menos agrietada al romanticismo vulnerable de esa crónica de ruptura que es "Mirada negra".
Pero 3, 2, 1 incluye nuevas sorpresas. Teclados contoneantes y ritmos cálidos que evocan al primer Costello ("No vuelvas más por aquí"). Efusivas reinvenciones new wave como el ágil y carnoso primer single, "Carretera del Norte", por la que viajan Nick Lowe o Plimsouls, como tanto gustaba a Nacho Gª Vega en Nacha Pop. Y una muestra de la obsesión por las escapadas. Los Records y otras eminencias del 79 se cuelan en "Sin mirar atrás". Y uno no sabe que corta más, si los tajos de guitarra urgentes a lo Jet ("Instinto animal"), ese cuchillo oxidado que es la voz de Ignacio o los reflejos del garaje más luminoso que orbitan "En Saturno" -una de las gemas incontestables del disco- o en esa festiva revisión de las historias de backstage ("Llegan las chicas") -al borde del tópico pero matadora-, absuelta del todo por su precioso final de pura psicodelia The Who.
Es otro de sus golpes de efecto, la irrupción de pasajes psicodélicos y trips lisérgicos(Roky Erickson) con apariciones elocuentes del descarriado líder de 13th Floor Elevators y su Earthquake al inicio del tema, antes que la armónica de su ex-compañero Coppel, ayude a cerrar el álbum con una eufórica celebración vital ("Ya vuelven los buenos tiempos").
Todo ello con ayuda de Álex Olmedo, el visionario agente de La Naranja China que, además de sus aportaciones instrumentales: mellotrón, Hammond, banjo, etc., firma como productor, el álbum más sólido, variado y colorista de Zodiacs. Un grupo que, más que nunca, suena a Zodiacs y en cuyas manos, el castellano adquiere esa difícil carta de naturaleza plena en el idioma del rock. En esa cadena mágica que enlaza Kinks, Romantics o Supergrass. 3, 2, 1 lo ha mezclado igualmente Álex Olmedo con Karim Burkhalter y ha sido masterizado por Nick Litwin en Madrid, el pasado febrero.
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