THE WHITE STRIPES
ICKY THUMP
XL Recordings / Everlasting Aleluya.
Meg White cambió Detroit por Los Ángeles y Jack White se mudó a Nashville, se casó, tuvo una hija y formo un grupo llamado The Raconteurs, pero todo eso no acabó con The White Stripes. Ni con su existencia, ni con su inspiración. Seguramente Calamaro y el bueno de Fito exageran cuando proclaman que dos son multitud, pero estos dos yanquis demuestran que una pareja se las puede arreglar para brindar todo el despliegue de distorsión que se exige a un grupo de rock. Los dos solitos llevan años como referencia del dúo que se las apaña únicamente con batería y guitarra, y aquí plasman una propuesta tan sencilla como corajuda, entroncada con la música de raíz negra e interpretada con la intensidad del hard rock y el derroche de sentimiento que se antoja imprescindible para que cuaje algo que parte prácticamente del minimalismo rockero. Aunque en su caso sencillez no implica monotonía. Es más, en Icky thump hay canciones como la singular “Conquest”, en la que sus autores podrían reconocer influencias de la música arábiga, el art rock y, si respondieran aferrados a una botella, el mismísimo pasodoble. Otras, como “St. Andrew (This battle is in the air)”, deambulan entre el folk y la psicodelia, en “Effect and cause” recuerdan a los Stones, y en ocasiones afrontan descarnado blues rock con la fiereza de unos Led Zeppelin.
En el plano estético, los de Detroit se atrevieron a desterrar prácticamente el rojo de la portada, osaron abordar un tema tan espinoso como el de la inmigración en América y por primera vez incluyeron arreglos de gaita, además de trompeta, lo que evidencia que mantienen intactos atrevimiento y capacidad de sorprender. Qué alegría. Son un compendio de muchas grandes músicas e influencias, un concentrado de gran calidad que no pierde cualidades pese a que el tarro ya lleva muchos años abierto.
Unos deberes para ver: It Might Get Loud.
ResponderEliminarSalud.