lunes, 9 de noviembre de 2009

The Fleshtones. Los Hermanos Marx del R&R


Santiago (11 de noviembre, NASA); Ferrol (12, Run Rum); Gijón (13, Albeniz); Logroño (14, Biribay Jazz Club); Santoña (15, Tropicana Club); Granada (18, Planta Baja); Murcia (19, Y Medio); Madrid (20, El Sol)

Verano de 1976, Nueva York. Una ciudad tomada por las ratas y con los índices de criminalidad disparados. En este ambientazo, el mítico local CBGB comienza a hacer historia. Ha nacido el punk. Pero The Fleshtones no suenan punk como los Ramones. Ni nuevaoleros como Blondie. Ni arties como Television. Su atómico rock & roll garagero sale tan mal parado en la rifa de bandas que allí montan los sellos que su debut, Roman Gods, no ve la luz hasta 1982. Pero si The Fleshtones han tenido siempre una seña de identidad principal, ha sido su show en directo, apoteósicas tarjetas de visita de impredecible final, a nado en un concierto en Roma o, como bien recuerda un amigo, con una charanga callejera que les llevó hasta las Ventas desde la antigua sala Universal, escenario de su primea visita a Madrid. Si en algo han tenido éxito, es en su compenetración con el público.

“La cancha de The Fleshtones es el mundo. Nuestro show más largo (unas 3 horas) lo dimos en Mobile, Alabama, para una audiencia consistente en el propietario del bar, las dos camareras y un borracho que se metía continuamente entre nosotros. Una vez que empieza la representación, nunca sabes cuándo va a parar el espíritu. Muchos showman actúan como robos o como si nos estuvieran haciendo un favor por enseñarnos que no hay negocio en el escenario. Que se jodan. Nadie es tan bueno. Cuando vas a un show, ¿No esperas que ocurra algo especial? ¿Algo que no has planeado? Nosotros lo hacemos. ¡Por eso somos explosivos en el escenario!”.

El grupo inicial lo formarían Peter Zaremba (voz, armónica, teclados), Keith Streng (guitarra), Jan Marek Pakulski (bajo)y Lenny Calderone II (batería), este último sustituido poco después por Bill Milhizer. El talento al saxo de Gordon Spaeth se convertiría en una de sus señas de identidad. La historia del grupo comienza en 1976.

“Keith estaba tocando en bandas antes de aquella fecha, sobre todo la batería en unas cuantas bandas de garage, y habitualmente con Brian y Gordon Spaeth. Yo siempre estuve al lado de todo aquello, pero no tuve los nervios para subir al escenario y coger un micrófono hasta que vi a los Ramones”.

En sus orígenes supieron tomar aquellos sonidos de la emergente new wave y combinarlos con garage, surf, rockabilly, rock´n´roll y una gran pasión por los sonidos de la música negra provenientes del soul o el Rhythm & Blues.

“Crecimos escuchando todo aquel material, mezclándolo con lo que los artistas blancos o latinos estaban haciendo. Todo se mezclaba en la radio. Pero creo que nosotros nos metimos en ello porque era el tipo de música que influyó a los Yardbirds, los Kinks o los Rolling Stones en sus comienzos. Quisimos ver qué otro material poco conocido había por estos músicos negros. No queríamos seguir versioneando las viejas melodías de R&B que esos grupos habían hecho, ya sabes, como Mustang Sally. La única vez que tocamos esa canción fue una vez que Johnny Thunders invadió el escenario y nos pidió que la tocáramos con él. Casi no sabíamos como tocarla pero, por supuesto, tampoco sabía él”.

El grupo encajó perfectamente en la escena del momento y atrajo la atención del sello independiente Red Label. Su primer EP, Up-Front, vio la luz en 1980, y en 1982 lanzarían su primer álbum bajo el título Roman Gods. El mismo año aparecería también Blast Off!, un inédito trabajo de estudio grabado cuatro años antes y guardado en un cajón a pesar de incluir grandes canciones.

“Es una larga historia, típica de nuestra torturada carrera. Básicamente, fuimos fichados por el sello Red Label de Marty Thau con la recomendación de Alan Vega (de Suicide) y Miriam Linna (de los Cramps). A los respaldos financieros de Marty en Inglaterra no les gustó el disco porque estaba fuera de las señas de lo que se venía llamando punk rock, así que no le dieron el dinero para acabarlo. Solo salió un single (American Beat, 1978) en aquel momento. El álbum al completo apareció con el sello Get Hip ¡25 años más tarde!".

Roman Gods tuvo una gran aceptación y siempre ha sido considerado como uno de los mejores álbumes de los Fleshtones. Alcanzó el puesto 29 en el Billboard de singles con ‘Roman Gods’/’Ride Your Pony’. Después de eso, nunca volverían a aparecer en las listas.“Sí, The Fleshtones entraron en las listas. Son cosas extrañas que pueden ocurrir, así que quizás descubran vida en Marte o que la Tierra está hueca y habitada por una raza de superhombres. En los primeros 80s el negocio de la música estaba tan confundido por el éxito de la new wave que se le dio una oportunidad a bastante material ‘extraño’. Pero, ¿qué eran The Fleshtones sino honesto rock´n´roll?. No hay ninguna razón por la que cualquiera de nuestros álbumes pudiera alcanzar el número uno de las listas. Nos encaramos con el éxito y nos reímos. Tuvimos nuestra oportunidad con el ‘gran público’, artículos en Rolling Stone, un show en la MTV, tal vez el mejor que han tenido nunca (el propio Zaremba dirigió como video-jockey un show de música moderna en la MTV), etc, y no nos tomamos nada de eso totalmente en serio. Ahora pienso que ojalá lo hubiéramos hecho, especialmente cuando escribimos canciones para películas como Bachelor Party (en España, Despedida de soltero), de Tom Hanks. Pero estábamos muy ocupados siendo nosotros mismos, Los Hermanos Marx del Rock´n´Roll”.

En 1983 editaron Hexbreaker, uno de sus mejores discos, con menor repercusión que su ‘exitoso’ predecesor. Giras y trabajos de estudio se sucedieron en los años sucesivos sin descanso hasta el día de hoy. Su estilo, afincado en alguna parte entre el garage revival y el rock & roll-soul, no se aproximaba a lo que manufacturaban otros supervivientes de su quinta.

“Es difícil decir a qué grupos de aquellos años nos sentíamos más cercanos. Siempre fuimos un poco a nuestro rollo. Blondie nos acogió bajo su ala en los primeros tiempos, pero no nos parecíamos en cuanto a estilo o manejo dentro del escenario (¡ni fuera de él!). Tocamos mucho con The Real Kids y gente del grupo de Jeff Conolly (The Lyres), quienes causaron una fuerte impresión en nosotros. En nuestros días de Hollywood nos sentimos muy cercanos a Plimsouls (banda de power-pop de Los Ángeles liderada por el ex-Nerves Peter Case). Me parece que los últimos de la pandilla son The Cynics, unos tíos magníficos con los que es muy divertido tocar”.

Keith Streng montó a mediados de la década de los 80s un proyecto paralelo junto al guitarrista de REM Peter Buck y bajo el nombre Full Time Men. Lo mismo hacía Zaremba poco después con Peter Zaremba´s Love Delegation. Mientras, en el lugar de Jan Marek Pakulski entraba el actual bajista Ken Fox. Y ya a principios de los 90s, su inseparable saxofonista Gordon Spaeth optaba por dejar el grupo.

“Vimos a Gordon en nuestros show para el 30 aniversario del CBGB junto a los Dictators. Más o menos por la época de Powerstance las actuaciones comenzaron a ser demasiado estresantes para Gordon. Todavía hace alguna aparición como invitado en nuestros discos, como ‘More Than Skin Deep’, ¡y desearía que aún hiciese más!”.

El hecho es que siempre se mantuvieron en los límites de la aceptación popular, saltando de sello a sello cada vez que llegaba un nuevo lanzamiento. El tiempo ha convertido esa agitada trayectoria en un problema realmente serio.

“La falta de éxito comercial nos ha llevado a movernos de sello a sello. Mientras, todas nuestras discográficas del pasado parecen ser cada vez más pequeñas, hasta el punto de que las últimas apenas existen hoy en día. Es un gran problema y nos sentimos realmente dolidos por el hecho de que nuestros discos no han sido reeditados y ahora es imposible encontrarlos. Realmente me entristece, parece que todos los capullos del mundo tienen un ‘special box set’ a día de hoy… excepto nosotros, por supuesto”.

En la actualidad The Fleshtones presentan el álbum Take a good look!, editado el pasado año, del aquí se escrió lo siguiente: "Tres décadas después de empezar a montar jarana en Nueva York, la de Peter Zaremba sigue siendo una party band de referencia, garantía de satisfacción si gustas de menear el bullarengue con rock and roll y garage jovial. Ejemplo de honestidad y perseverancia, se les perdona hasta el hecho de que canten sobre la primera cita y la vuelta al cole siendo ya cincuentones. No se aprecia en ello rasgos de demencia senil, sólo ganas de diversión.

(texto facilitado por LoveJoyClub)

No hay comentarios:

Publicar un comentario