martes, 8 de julio de 2008

Tequila. Ya están aquí


“Seguimos disfrutando del rock and roll”

El cantante Alejo Stivel y el guitarrista Ariel Rot vuelven a comandar Tequila, 25 años después de separación. Su gira de reaparición ya está en marcha. Aquí tienes los porqués y más cuestiones.

Hola, Ariel, no esperaba yo hablar contigo a cuenta de la reaparición de Tequila.
Ariel Rot. No, ¿no? Pero no estaba preparado hace mucho. La llamada de Alejo llegó inesperadamente, a mediados de diciembre, y la decisión se tomó un par de meses después. Estuvimos dándole vueltas y haciendo algunas pruebas, a ver si la cosa podía funcionar o no.

Antes de tocar en Bilbao BBK Live, en la reaparición oficial, lo hicisteis en media docena de clubs, sin avisar.
AR. Sí, y fue muy bueno hacerlo así, por varios motivos. En primer lugar porque creo que una banda no puede empezar en un escenario grande, se tiene que curtir en escenarios pequeños, por el tipo de complicidad que surge en ellos, para luego trasladarla a un sitio grande. Luego, porque hacía mucho tiempo que Alejo no se subía a un escenario y necesitaba ir creciendo en ese sentido. La verdad es que nos unieron mucho esos shows que hicimos y nos hizo viajar ahora al festival con mucha seguridad y nos hacen sentir orgullo por cómo suena la banda.

¿Os veis en plena forma?
AR. Sí, la verdad es que la banda es muy poderosa. Está Mac Hernández, que tocaba conmigo últimamente. Daniel Griffin, que también grabó en mis discos. Josu García, un muy buen guitarrista, muy rockero y muy tequilero. Y después tenemos un teclado, una incorporación a Tequila, y la verdad es que encaja perfecto; básicamente es un pianista de rock and roll, muy joven, argentino, de 29 años, que se llama Mauro. La banda está muy poderosa.

¿Veros ahora será igual que haberos visto hace 30 años?
Alejo Stivel. Hombre, evidentemente, no será igual. En algunas cosas puede llegar a ser incluso mejor, pero bueno, no creo que sea ni mejor ni peor. Hay muchas cosas que son parecidas y algunas que son exactamente iguales: las ganas de hacer pasar un buen rato y de que la gente disfrute y salte, baile y se emocione, se divierta, pase un rato intenso y salga de allí diciendo “valió la pena”. Eso es exactamente igual. El fondo es el mismo, la forma puede que haya variado un poco por una cuestión de que ha pasado mucho tiempo, pero tocamos el otro día en Pachá, como presentación ante los medios, y la gente decía: “sonáis muchísimo mejor que antes”. Bueno, algo se aprende con los años.
AR. Sí, nosotros somos diferentes, pero la esencia sigue estando ahí. Seguimos disfrutando del rock and roll, seguimos pensando que el rock and roll es para subir al escenario y sufrir ese trance, tratar de endemoniarse ahí arriba y no seguir un guión, sino dejar que las cosas fluya. Para eso todos somos músicos suficientemente solventes para subir ahí arriba y que cada uno toque lo que siente y lo que quiere.

Alejo, dices que el público tiene que ir a saltar, pero a ti se te ve menos impetuoso, más sosegado en escena. ¿Es algo estudiado, o cierta timidez tras 25 años alejado de los escenarios?
AS. No, el comportamiento físico no puede ser el mismo a los 18 años que 25 años después. Evidentemente, el lenguaje corporal varía con el tiempo; yo tengo las mismas ganas pero no soy exactamente la misma persona. Es como si te pones a jugar al fútbol; no es igual a los 20 años que a los cuarenta y pico. Es algo normal, no puedo pretender ser el chaval que era, soy una persona que tiene que comportarse adecuadamente con su cronología.

A ti, Ariel, se te ve como el auténtico líder del regreso, eres quien tira del carro y quien más deslumbra en escena. ¿Tienes esa sensación?
AR. Bueno, a nivel musical siempre fui un poco el director de la banda. Hace 25 años también me encargaba de armar todos los repertorios y organizar la parte instrumental, digamos. Pero también delego bastante en Alejo un montón de cosas, ¿eh? Mi sensación en este momento es muy distinta a la que tengo cuando estoy en solitario, a nivel de entrevistas y de estrategia Alejo es un maestro, y en ese sentido yo voy bastante más relajado. Digamos que estoy en un rol muy cómodo y muy disfrutable, que es la parte musical, no tener que llevar el peso del show y volver a conectarme con la guitarra y poner toda mi energía ahí, algo que hacía mucho tiempo que no hacía. Así que estoy muy en forma en ese sentido.

Estarás encantado, porque siempre has dicho que eres un guitarrista que se ha visto obligado a cantar.
AR. Sí, lo que pasa es que luego también le tomé el gusto. Está muy bien poder variar un poco los roles y tener nuevos estímulos. La verdad es que en este momento pensar en la idea de seguir con lo mío otro disco más sin un pequeño break en el camino, ceo que va a ser muy sano para mí.

Por qué abandonó a última hora Felipe Lipe?
AR. Bueno, porque una cosa era pensar desde tu casa “esto es muy divertido” y otra diferente era empezar a enfrentarse con el curro diario, los ensayos, las entrevistas… Se sintió un poco forzado en este nuevo proyecto. También tuvo una actitud muy noble y muy honesta.

Quizá se vio también superado en lo instrumental, porque lleváis una banda con músicos muy profesionales. Igual pensó que le quedaba grande el proyecto.
AR. Hubo de todo un poco. En cuanto a la banda te digo que son profesionales del rock, catedráticos del rock, gente a la que no vas a ver tocando por ahí con algún artista pop.


Fito Cabrales dice que no se ve ahora mismo cantando las canciones de Platero Y Tú. ¿Alejo Stivel ha tenido alguna pega en ese sentido, o se siente totalmente cómodo cantando, a su edad, historias que hablan de largarse de casa y del rollo que es ir al cole?
AS. Bueno, la verdad es que al principio sí decía qué raro va a ser cantar canciones de adolescentes, pero era convención artística o cultural. Es como cuando te juntas con los amigos y cantas canciones de los Beatles, de los años sesenta, o de Chuck Berry, que a los 80 años sigue cantando "Sweet little sixteen" a una chica de 16 años, o "Hich School rock and roll". Son canciones que están ahí y casi no nos pertenecen, forman parte del cancionero popular, digamos. Las tomamos como eso, como hitos, como hechos colectivos; entonces, apelamos a esa convención para cantar esas canciones que son un vehículo para mover la energía.

Ariel, cuando volviste a tocar con Andrés Calamaro dijiste que esa aventura no se podía llamar Los Rodríguez, que aquel era un proyecto de cuatro personas. ¿Por qué esa explicación no sirve ahora, por qué no os presentáis como Ariel Rot y Alejo Stivel?
AR. Porque cuando nos juntamos con Andrés no nos limitábamos a hace el repertorio Rodríguez. Yo tocaba mis canciones, él tocaba las suyas; había momentos Rodríguez, pero había lugar para todo. Era un proyecto mucho menos hermético, y este es un proyecto Tequila 100%, donde sólo tocamos el repertorio Tequila, seguimos manteniendo los mismos roles. El estímulo de todo esto es Tequila.

P. ¿Era necesario este regreso?
AS. No hubo cuentas pendientes, simplemente son las ganas, ¿no? No sé si era necesario, pero nos dio ganas de hacerlo y lo estamos pasando bomba. Ahora podemos decir que fu una buena idea.

¿No es un poco ir contracorriente, porque se dice que no son buenos tiempos para el rock and roll?
AS. Es cierto, no son buenos tiempos para el rock and roll, y es cierto que es ir contracorriente, pero eso no es lo que nos va a detener a la hora de montar esta movida, porque siempre fuimos contracorriente y nunca fueron buenos tiempos para el rock and roll cuando estuvimos en activo. Cuando salimos eran pésimos tiempos para el rock and roll, muchísimo peores que ahora. Era un tiempo donde la música estaba copada por cantantes melódicos, románticos, horteras, pasados de rosca y completamente desfasados. Ni la industria discográfica, ni los medios, ni la radio, ni la televisión, ni nada, estaban proclives al rock and roll. Salimos nosotros, a contracorriente, en una situación hostil, y nos fue bien. Convencimos a mucha gente de que “¿por qué no?”.

¿Es sólo un capricho, o volvéis para quedaros?
AR. Yo creo que es un paréntesis que se puede repetir en cualquier momento, porque recién ahora empezamos a disfrutarlo. En los primeros meses pasó como en los embarazos, que hay ciertos mareos, y en las últimas semanas nos convertimos de verdad en una banda poderosa de rock and roll.

¿El fenómeno de fans que provocásteis es trasladable a la actualidad, crees que un grupo de rock and roll podría provocar hoy día en España un revuelo de ese calibre?
AR. Nos conservamos bien, pero creo que pretender tener fans a estas alturas sería algo fuera de la realidad por nuestra parte. Igualmente, más allá de que sea público masculino o femenino, lo que sí queremos es conseguir ese trance que tiene que provocar el rock and roll, tanto en los que están arriba como en los que están debajo del escenario. Es una manera de ser fan también; perder la cabeza escuchando nuestras canciones, cantándolas y bailándolas, y escuchándolas. Este es un concierto donde cada uno lo puede disfrutar a su manera, no es obligatorio ponerte a dar botes como si tuvieses 18 años, aunque es muy sano y recomendable, pewro también es un concierto en el que te puedes sentar, escuchar unas maravillosas guitarras y a una banda tocando realmente a un nivel muy alto.


¿Sois conscientes de vuestra grandeza? ¿Qué sería del rock and roll en castellano sin vuestra aportación?
AS. Bueno, no quiero sonar pedante, pero sabemos que tenemos un puesto privilegiado en la historia del rock and roll en español, que hemos influido en mucha gente y que la historia no sería la misma sin nosotros, como dices tú. Pero tampoco nos lo tomamos con demasiada solemnidad.

En su día exprimisteis a tope el lema “sexo, droga y rock and roll”. Se supone que ahora, en ese aspecto, el regreso será en una versión más light, ¿no?
AR. Eso es una cuestión de vestuarios pero, obviamente, ese es un eslogan un poco juvenil. A estas alturas de nuestra vida, por suerte, hay montón de ingredientes más también.

También os aseguraréis de que vuestros representantes no se queden todo el dinero, ¿verdad? En su día, pese al éxito, no hicisteis mucha caja.
AR. Es cierto. La verdad es que por un lado la inexperiencia y por otro lado porque el rock and roll todavía estaba en un estado paupérrimo, tanto a nivel de producciones como de cachés y de adelantos editoriales. Estamos hablando prácticamente de la época de Franco, sólo hay dos años de diferencia, las cosas eran muy complicadas y ahora, afortunadamente, todo es más transparente y no tenemos que tener ningún cuidado.
¿Tocaréis en Argentina?
AS. En principio no, porque allí no salieron los discos, la gente no nos conoce e igual somos un grupo como de culto, más de músicos que de otra cosa. No tiene nada que ver con lo que somos en España. Pero igual nos da la vena y vamos a tocar a un bar, por divertirnos.

¿Habrá quinto disco de Tequila?
AR. Mira, yo empecé a componer antes de que fuera absorbido por todo este huracán, y creo que la composición es una cosa muy personal, de modo que no sé si resultaría un poco forzado, hacia dónde irían las canciones. Realmente es algo en lo cual ni hemos pensado, porque tendría que surgir de una manera totalmente natural.

Pero en su día dejasteis grabadas las maquetas de ese hipotético quinto álbum.
AR. Están por ahí, lo que pasa es que no eran representativas de lo que era realmente el sonido y el espíritu Tequila. Era un tiempo de desmembramiento total, yo llegaba con mis canciones, Ariel con las suyas, a alguno no le gustaban las del otro… Por eso el grupo se disolvió. Tequila te fija un marco del cual no te puedes salir, y yo hace mucho tiempo que salí de ese marco a nivel de composición.

¿Qué harás en invierno, Ariel, un nuevo disco en solitario?
AR. Estoy en ello, muy relajadamente y ahora con muy poco tiempo. La verdad es que había arrancado muy bien, porque me había instalado en un estudio fuera de casa por primera vez, estaba rindiendo un montón, pero se vio todo un poco abortado, así que cuando todo esto se normalice un poco, termine la promoción y los conciertos de Tequila, voy a volver contento al estudio a seguir grabando.
Tú, Alejo, ¿volverás al estudio?
AS. No sabemos lo que va a pasar después, no tenemos plan premeditado. Al principio nos juntamos para diez actuaciones, ahora parece que van a ser más del doble y, de repente, no queremos hacer muchos planes. Dependiendo de cómo se vaya desenvolviendo todo, iremos decidiendo sobre el momento lo que queremos hacer.

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